Es importante que la ropa quede seca y sin manchas antes de guardarla, para evitar que pueda acumular humedad o puedan incrustarse las manchas en los tejidos con el tiempo.
Guárdala, posteriormente, en cajas envuelta en papel de seda. No utilices nunca bolsas de plástico, así evitarás que los tejidos tiendan a ponerse amarillentos.